Cuando el misterio es demasiado impresionante, es imposible desobedecer
Horacio Miranda H.
septiembre 17, 2025
Categoría: Columnas

Entre Veredas / Por Marco Antonio Lizárraga 
“Cuando el misterio es demasiado impresionante, es imposible desobedecer”,  Antoine de Saint-Exupéry (1900-1944) Escritor francés.
No por mucho madrugar

EL RELEVO 
La gestión de Gerardo Tordecillas al frente de la Sección 27 del SNTE se ha convertido en sinónimo de abandono. No es exageración decir que, bajo su mando, el sindicato cayó en la irrelevancia. 

La figura que debió ser la voz de los maestros se transformó en un eco hueco, incapaz de articular demandas y ausente en las batallas que marcaron el destino de la educación en Sinaloa. 

El gremio quedó a la deriva, mientras su líder prefería refugiarse en la comodidad de restaurantes y hoteles, en lugar de caminar los pasillos de las escuelas.
El verdadero pecado de Tordecillas no fue solo la frivolidad, sino la traición silenciosa a la esencia del sindicalismo magisterial: estar con la base, sentir su pulso, encabezar sus luchas. 

Convirtió la dirigencia en una oficina de trámite y en un botín de privilegios, negando al magisterio la representación activa que tanto necesita. “Nunca pudo llenar un vocho” se ha vuelto una sentencia que retrata con ironía, pero también con precisión, su incapacidad de convocar y de inspirar.

Hoy la Sección 27 está harta. Los maestros no solo reclaman un cambio, lo exigen como cuestión de supervivencia sindical. 

Ante ese vacío, cuatro aspirantes aparecen en la escena: Juan Antonio López Osuna “El Yoni”, Everardo Meléndrez Hernández, Segismundo Mendívil Chaparro y Héctor de Jesús Urías Castro “El Chetos”. 

Cada uno promete ser distinto, pero la pregunta que domina es si realmente serán capaces de romper con la inercia del continuismo o si terminarán replicando el mismo modelo de silencio y complacencia que dejó Tordecillas.

Las esperanzas, aunque cautas, existen. Porque los maestros saben que el sindicato puede volver a ser un contrapeso real, una fuerza de defensa y no una agencia de trámites. 

Pero para ello se requiere un liderazgo que no tema mancharse los zapatos en las aulas, que escuche antes de ordenar, que entienda que la legitimidad no se consigue con cenas privadas, sino con la confianza pública.

El SNTE 27 está en un punto de quiebre: o se elige un dirigente con el valor de regresar la dignidad al gremio, o se repetirá la tragedia de líderes ausentes, cómodos y distantes. 

Gerardo Tordecillas deja una sección apagada, desmovilizada y desilusionada; ahora, el reto de los aspirantes es encender nuevamente esa chispa, devolverle el alma al sindicato y demostrar que, por fin, el magisterio puede tener una representación que lo honre.
ENFOQUES 

La tragedia que sacudió al magisterio con el homicidio de la maestra Jesamel en Navolato no quedó en el silencio de la indignación. 

La movilización de cientos de docentes hacia Palacio de Gobierno evidenció una demanda urgente: condiciones mínimas de seguridad para ejercer la docencia. Esa presión social derivó en un acuerdo concreto. 

La titular de la Secretaría de Educación Pública y Cultura, Gloria Himelda Félix, anunció la instalación de una base de operaciones permanente en Villa Juárez, bajo la coordinación del Gobierno del Estado con autoridades federales y estatales.

La medida busca garantizar entornos escolares seguros y dar respuesta a un reclamo que no admite espera. De acuerdo con lo anunciado, a partir de este miércoles 17 de septiembre, el destacamento entrará en funciones con la presencia de fuerzas de seguridad interinstitucionales. 

La presencia de la Guardia Nacional, la Secretaría de Seguridad Pública Estatal y el Ejército será parte de una estrategia que pretende blindar a la comunidad educativa y a la población en general.

El trasfondo es claro: el asesinato de una docente no puede normalizarse ni quedar reducido a una estadística. 

La respuesta gubernamental se inscribe en un contexto de exigencia social y busca enviar un mensaje de respaldo a los maestros que todos los días acuden a sus aulas. 

La instalación de la base permanente en Villa Juárez no es un gesto simbólico, sino la aceptación de que las condiciones de violencia requieren acciones visibles y sostenidas.

El reto, sin embargo, va más allá de la apertura de una instalación. La seguridad debe traducirse en confianza, en la certeza de que los planteles escolares son espacios protegidos. 

Los compromisos hechos por la SEPyC y el Gobierno del Estado serán medidos en la práctica, en la continuidad de la estrategia y en la capacidad de atender no solo la coyuntura, sino también la raíz del problema.

La presencia de fuerzas armadas en Villa Juárez abre una nueva etapa para la comunidad. 
Queda por ver si esta medida se convierte en un punto de inflexión hacia una política más amplia de seguridad educativa o si será recordada como una reacción momentánea ante la presión de las calles. 

Lo cierto es que los maestros han dejado claro que su voz no se calla y que la educación no puede sostenerse en la sombra de la violencia.

EL RECUENTO

El gobernador Rubén Rocha Moya decidió encarar los festejos del Día de la Independencia con una mezcla de sobriedad y precaución. 

Los actos cívicos se realizaron en todos los municipios de Sinaloa, incluida la capital, y concluyeron con saldo blanco.

No hubo reportes de incidentes de alto impacto, lo que permitió cumplir con la obligación de conmemorar una fecha que, más allá del festejo, es símbolo de la historia nacional.

La determinación de suspender los espectáculos musicales y artísticos en Culiacán generó debate, pero la explicación del mandatario fue clara: se trató de una medida preventiva frente a cualquier posible riesgo. Rocha argumentó que, en eventos masivos, el riesgo de una provocación siempre está latente y que, frente a ello, la prudencia debía prevalecer. 

Optó por reducir la celebración a su esencia cívica, priorizando la seguridad sobre la algarabía.
En la explanada del Palacio de Gobierno, los cadetes de la Universidad de la Policía acompañaron el acto protocolario, junto a decenas de ciudadanos que acudieron por voluntad propia. 

La imagen fue distinta a la de años anteriores, menos festiva quizá, pero también más sobria.

El propio gobernador reconoció que la decisión implicó dejar de lado la expectativa del espectáculo, pero insistió en que el bienestar de los asistentes debía estar por encima de cualquier cartel artístico.

El dilema entre la celebración y la seguridad no es nuevo, pero este año se resolvió con un mensaje: la prudencia puede incomodar, pero también evita escenarios de riesgo. 

Queda ahora la posibilidad de reprogramar a los artistas contratados, pero lo que se preservó en la noche del Grito fue la tranquilidad.

El saldo blanco no solo se mide en ausencia de incidentes, sino en la certeza de que, en un contexto de incertidumbre, las decisiones preventivas resultan más valiosas que los lujos del espectáculo.