Sesión Abierta / por Horacio Miranda
Guasave, Sinaloa. Septiembre 2025.- ¿Quién decide hoy el rumbo de Sinaloa: los políticos o los ciudadanos que se atreven a alzar la voz? La respuesta ya no es tan obvia como hace unos años.
La política solía ser un asunto de partidos, dirigentes y cámaras legislativas. Hoy, las redes sociales, los colectivos y hasta las conversaciones cotidianas han cambiado la dinámica. La gente dejó de ser espectadora para convertirse en protagonista. Una publicación en Facebook puede incomodar a un alcalde. Una marcha organizada en WhatsApp puede frenar una decisión de gobierno. Una denuncia en TikTok puede llegar más lejos que un posicionamiento en el Congreso.
No se trata de romantizar la voz ciudadana, porque también hay exceso de ruido, desinformación y manipulación. Pero lo cierto es que el poder ya no fluye en una sola dirección. Los ciudadanos han aprendido a presionar, a exigir y a incomodar, y eso es saludable para cualquier democracia.
El reto es otro: ¿cómo canalizar esa fuerza? De nada sirve alzar la voz si no se construyen propuestas, si no se pasa de la crítica a la acción organizada. El poder ciudadano tiene que madurar para no quedarse en trending topic pasajero, sino en una fuerza real que transforme.
Hoy más que nunca, los políticos están obligados a escuchar, aunque no quieran. Y los ciudadanos tienen la responsabilidad de participar con seriedad, con datos y con compromiso. El futuro de Sinaloa y del país dependerá de esa relación: una política más abierta, menos de escritorio y más de calle.
La voz ciudadana ya es poder. La pregunta es: ¿qué vamos a hacer con él?